jueves, 8 de marzo de 2012

Las diez cosas que Warhol le mostró al rock (y éste nunca se enteró)

Mientras en el limbo del paroxismo workahólico (una palabra que casi se pega a warhólico), colgado de las barandillas de un colectivo 102, pienso en la estructura de este texto y sucede que en un negocio de plotters y adhesivos industriales la vidriera me regala el paisaje de la Marilyn en serie que ya no es obra de Warhol sino del mundo mismo.
Dado que apenas logro articular un flash-pensamiento cuando otra vitrina en la misma cuadra me sorprende con el nombre "Nico" es que pienso eso de que el contorno que podía definir lo "pop" ya está roto.
Entonces pienso en algunos señalamientos que Warhol polinizó en la Bella Durmiente eléctrica a la que cariñosamente llamamos, si, música y/o cultura (¿pero esto se sostiene?) rock.





1) No solo no hay que dejarse el sombrero puesto sino que se puede lucir una perfecta peluca de talco y ser decididamente el amo de la fiesta.
Decididamente Bowie hoy sería más Bowie si hubiera dejado que el personaje de Warhol que hizo en Basquiat se hubiera ocupado enteramente de sus asuntos de persona pop.

2) La aprobación de la historia ya envasada como noticia o en la síntesis de un líder carismático. Cuando Warhol trabaja una fotografía de un diario para crear su Electric Chair o cuando después de la masacre de cámara de Dallas nos está anticipando esa taxonomía revulsiva de la new wave.
B-52's. Dead Kennedys, U2, y sobre todo, Television. Definitivamente la taxonomía post-punk es obra de Warhol.

3) Relean este párrafo escrito a propósito de la muestra Mr América. "La obra de Warhol, sin embargo, tiene más carga política e ideológica que la de muchos artistas comprometidos, evidente en el grado patológico de identificación con el proyecto americano, el híbrido de cinismo e idealismo, el materialismo de su sistema económico y la subjetividad radical heredada de los protestantes disidentes que fundaron al país". Subrayaría eso del híbrido de cinismo e idealismo. Suena a algo de lo que formamos parte, ¿no?

4) Veamos este ejemplo lejano. El Andrés (Andy es Andrés también) de Brutal Honesty apenas intenta disimular que esa silueta a trasluz es el corte de la cara de Bob Dylan. En esa acción, nuestro Andrés repite como software naturalizado aquella intervención de el otro Andrés sobre lo ya dado: la fotografía.

5) Los colores de Warhol que también son el signo Matissiano de su arte vuelven como un boomerang chorreante en el pos punk y el pop de los ochentas. La tapa Never mind the bollocks debió llevar su firmita en cursiva en el extremo izquierdo (o más bien derecho, porque Andy, ay ay ay...)

6) A propósito escribo con algunas escenas del recuperado film Batman-Dracula (galaxia Youtube) que Warhol filmó sin autorización de DC comics en 1964 y que se terminó de montar con música incidental de Velvet Underground (podría haberme dedicado solamente a contarles Billiken style ue había una vez una artista freak que quería experimentar con una banda de rock pero no: boring!). Batman filtrado por Warhol es decididamente una posible fórmula new-wave.
Es color, stacatto & misterio en un solo golpe, de The Jam a Artic Monkeys.

Retoños de la Factory, Lou y Edie, leyendas de la música y la...moda? respectivamente.



7) Volviendo al punto 5), la reactualización del ready made Duchampiano a partir de la estética musical del sampler y la cita casi museística de la tradición pop-rock (Oasis como curadores del British Pop Museum) es una operación de vanguardia trastocada por la asimilación del mercado como Segunda Naturaleza post-Andy.
La música disponible ocupa ahora el lugar de una lata de Sopa Campbell en la góndola de los sueños más o menos lúcidos de la Utopía Americana (la Hegemonía, cual otra).

8) Lo que nos dice Andy es que nos liberemos de nuestros modernos íconos rituales. Yo ya no miro a Marilyn Monroe cuando la veo serializada en la vitrina de un negocio de Montserrat, "B.A (I love)", sino que veo a Andy travestido por el futuro de las imágenes. Por eso el culto a los Stones sigue, sigue y sigue. No importan los Stones sino su serigrafía ritual.

9) No puedo dejar de pensar en Debbie Harry y su enorme contribución al pensamiento:
"Lo superficial y lo profundo revelan el mismo tipo de susto ante la muerte". Un precioso cover.

10) En el futuro acaso los retratos de Warhol de cosas y personas famosas (esto es, comunes a un tejido nervioso extendido e invisible) ocupen el lugar de una religión del hombre sin Dios pero no por eso estén exentas de una sacralidad que no alcanzamos a atisbar. Es probable que la música que corresponda a ese futuro de lo "religioso" sea la que estuvimos adorando por décadas nos, los trogloditas del corazón.

La mano, 2010